Crónicas de una sobreviviente......

“Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos” Mateo 22:14

Sobreviviente: Cherry Harper
Edad: 38 años
Profesión: Ama de casa
Condición: Herida en el hombro por impacto contra un coche-

“El señor es mi pastor y nada me faltara,
en lugares delicados, pastos me hará descansar,
junto aguas de reposo me pastoreará,
Confortará mi alma: Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre,
Aunque ande en valle de sombra y de muerte.....

Demonios, no puedo, no puedo, ¿Por qué Padre? ¿Por qué pones a una sierva tuya en está circunstancia?, no te hemos amado suficiente mi esposo y yo, ¿Por qué me lo quitaste? Bob te amaba, me amaba a mi, ¿Por qué dejaste que esas cosas se lo llevarán? Fue perturbador ver como lo mataban, mientras yo corría, el murió para que yo pudiera vivir, pero sin él, no quiero vivir.

Todos los domingos, religiosamente íbamos a la Iglesia, Bob era el predicador de jóvenes, el domingo 19 de julio, 2 semanas después de la noticia de los 25 muertos en Minnesota, Bob insistió en que deberías ir a ver a Rosse, nuestra hija, para ver que si estaba a salvo, yo sabía que era una mala idea, pero fuimos, 3 cambios de ropa, unos artículos personales, 200 dólares y la Biblia, no necesitábamos más, el lunes en la tarde, después de conducir toda la noche, llegamos a Saint Paul, la capital de Minnesota, llegamos rápidamente a su casa, debíamos saber si estaba bien, los militares estaban llegando a Minnesota, algo gordo se movía.

Al Llegar a la casa de Rosse, no vimos el carro de Alfred, supusimos que estaba trabajando, pero al entrar a la casa, vimos a Rosse llorando, Alfred se había ido de la casa con su contador, herejía, el problema era que su contador era Hombre, “Dios mío, que pensará la Iglesia”, pensé, consolamos a Rosse y decidimos que era mejor que volviera a New York, ahora, Minnesota no era un lugar seguro, pero saldríamos en la noche, no podíamos estar otro día en Minessota.

Ese mismo lunes, salimos de Saint Paul, era de noche, pero no importaba, entre más pronto saliéramos de Saint Paul, estaríamos más seguros.

Bob estaba muy cansao, pero un presentimiento le decía que no se detuviera, en eso, dio un gran freno que hizo que Rosse y yo nos despertáramos, una muchacha estaba en el suelo.

“Dios mío, dejame ver que sucede”, esas fueron las últimas palabras de Bob, cuando fue a ver a la muchacha, estaba cubierta de sangre, en eso, de la oscuridad, salieron 7 personas, hombres y mujeres corrieron hacía Bob y se lo comieron vivo.

Bob gritaba que huyéramos, pero Rosse se bajo ayudarlo, yo estaba paralizada, ella también murió, lo único que puede hacer es cambiar al asiento del piloto y acelerar, mientras veía como se comían a mi familia.

En todo el camino no derrame ni una sola gota de lagrima, al llegar a New York, no pude parar de llorar....

“ Sed sobrios y velad porque vuestro adversario el diablo anda como león rugiente buscando a quién devorar” 1 de Pedro 5:8.

Continuara.